El otro día mi madre y mi sobrina fueron a comprar al supermercado. Llevaba la niña 2 euros para invertir sabiamente en un par de tabletas de chocolate blanco y, como había visto a una gitana rumana -calificativos que empleo simple y llanamente como mera descripción- pidiendo limosna en la puerta, quería darle el cambio. Llegó este hecho a oídos de la encargada del supermercado, amiga de mi madre, que se apresuró a "prohibirle terminantemente" la ejecución de la limosna:
-¡Nada de eso! ¡Ni se te ocurra darle nada! ¡Ni un céntimo!
Mi madre, extrañada, inquirió:
-¿Por qué? ¿Es que quieres que se vaya?
-No, no. No es eso -replicó la encargada-. Es que ayer fui a darle un bocadillo para que comiera algo y me la encontré hablando por teléfono con un móvil de última generación.
La hucha de mi sobrina aumentó 40 céntimos.
¡¡¡Y yo llevo un móvil que parece un patatófono!!! A ver si he equivocado mi profesión...
ResponderEliminarLo que yo te diga XD Y mi móvil remendado con celo porque se le cae la tapa de la batería :p
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