martes, 21 de junio de 2011

El festín del Señor Presidente

Dos de la tarde. Acera. Bochorno. Hambre. Aroma suculento. Cuatro tenedores.

Como el sol incide de plano sobre el cristal,  me hago visera con las manos para ver bien el interior del restaurante. Observo con detenimiento. Es todo tan sofisticado, tan elegante... Las mesas, los manteles, las alfombras, las lámparas, los cuadros, la vestimenta de las personas que están comiendo... ¡Pero qué ropas! Miro con desdén mi vaquero gastado, mi camiseta y mis chanclas de dedo. Dónde va a parar. Ellos sí que saben los que es el refinamiento.

El estómago se me retuerce en dolorosos retortijones.

Me estoy preguntando qué valdrá comer aquí y si me dejarían entrar con mis pintas, cuando alguien me toca suavemente en el hombro:

—Perdone señorita, ¿sería usted tan amable de prestarme 200 euros?

Me vuelvo a mirar al individuo. Es un señor también sofisticado y elegante, como los que están comiendo dentro. Pero yo juraría que acaba de pedirme 200 euros. De hecho creo que me he equivocado poniendo interrogantes en la intervención. Voy a modificarla un poco, si no os importa:

—Señorita, haga usted el favor de colaborarme con 200 euros.

Me giro. Un señor sofisticado y elegante. Seguro que va a comer al restaurante y que yo estoy estorbando junto a la puerta. Pero no. No ha dicho: "Señorita, ¿sería tan amable de dejarme pasar?". Si no he oído mal, ha dicho otra cosa.

Un tanto aturdida replico:

—¿Disculpe?

—Que debe usted colaborar con 200 euros —repite. Tiene la palma de la mano extendida ante mí.

Antes de volver a decir nada le miro con atención. Me suena de algo, creo que le he visto en los periódicos, esos que miro de refilón cuando voy a merendar. Me debo de estar equivocando, porque con esta pinta que tiene de hombre de bien no debe de ser posible, pero yo juraría que me está atracando. Observo su mano en busca de una navaja o alguna jeringuilla usada, no sé, algo contundente de los bajos fondos, pero no. No hay nada.

De pronto le reconozco.

miércoles, 15 de junio de 2011

Visto por ahí

Dos curiosidades que he visto yendo de compras últimamente:

1. Salón unipersonal


Que sí, vamos, que es frecuente hoy en día que una persona viva sola en un apartamento pero... ¿tampoco recibe visitas ni para tomar un café? A mí me dio mucha pena la imagen: un salón con su televisión y su butaquita y pare usted de contar... En la balda de encima del televisor se aprecia una fotografía del único morador de la casa :P

2. Sonajero de película de terror para niños vestidos de encaje


No sé si se aprecia muy bien en la imagen, el sonajero es la bola esa de plata labrada con ornamentaciones del estilo "seguro que me asesinan en la próxima escena". Da un poco de mal rollo, ¿no? El día que yo tenga un hijo, de verdad, me basta con un pijamita. Y del puñal mejor ni hablamos.

jueves, 9 de junio de 2011

Ejercicio de patriotismo inverso

SUPUESTO 1

Imagina que de pronto todos los rincones de España se ven sumidos en un invierno perpetuo. Las calles están cubiertas de hielo y nieve hasta el punto de quedar impracticables; si sales al exterior, el aire gélido te corta la cara, o directamente te convierte en estatua de hielo para los restos y tu familia nunca vuelve a saber de ti. Con este panorama, los españolitos nos vemos obligados a quedarnos encerrados en nuestros respectivos hogares (para facilitar el ejercicio de trasposición mental, supondremos que no existen los desahucios y que la energía necesaria para la calefacción es ilimitada y gratuita). Reacción estándar:

Semana 1

Estás en una especie de nube. En la gloria, vamos. “Madre mía —exclamas—, me quedo en casa durmiendo calentito by the face, ¡y sigo cobrando la nómina! Viva el frío, la nieve y la madre que los parió a todos.” (También vamos a suponer que no hay problemas de alimentación y que todos los hogares están llenos de comida sin necesidad de salir a comprarla).

Semana 2

Está muy bien, sí, aunque pasito a pasito vas bajando de la nube. Sigue resultando interesante, pero ya no es tan glorioso. “Hombre, esto de estar todo el día de vacaciones tiene su punto, pero no poder salir ni para ir a dar una vuelta… Uf, no sé, qué agobio, ¿no? Bueno, alegra esa cara, ¡no tienes que ir a trabajar! ¿Qué más se puede pedir?”

lunes, 6 de junio de 2011

Estrategias de dominación de masas para tiranos del siglo XXI

Si yo fuese la déspota gobernante de un lejano país y quisiese doblegar la voluntad de mis súbditos, empezaría por hacerles creer que me han elegido ellos. Nadie critica algo que ha elegido libremente, porque es como criticarse a uno mismo y por tanto, hiere el orgullo.
Una vez inculcada convenientemente esta idea, les haría creer que su vida es mucho mejor que antes de elegirme. Para ello recrearía primero un pasado lleno de atrocidades y de atropellos que, por supuesto, jamás podrían suceder bajo mi inmensa mano protectora. Después, hablaría constantemente de futuro, y crearía en el presente una falsa ilusión de libertad.
Para crear dicha ilusión de libertad popularizaría términos grandilocuentes, que dejasen en la mente de todos la idea de “igualdad de oportunidades”. Estarían escritos siempre con mayúscula inicial. Por ejemplo: Educación, Estado del Bienestar, Soberanía Popular, Democracia.
Un buen tirano debe ser un mago, un creador de ilusiones, un gran orador de la pedantería mayúscula, porque todo sería más sencillo de manejar convenciendo al pueblo que atemorizándolo. Mejor endiosado que temido.

sábado, 4 de junio de 2011

Gaudí o el mendigo perroflauta

Ayer inicié con unos compañeros una visita guiada por el Modernismo palmesano. La visita se frustró tempranamente debido a la lluvia, pero el tiempo que duró aprendí y recordé algunas cosas interesantes, como las aportaciones de Gaudí a la Catedral de Palma.
Siempre me ha maravillado Gaudí. Yo no tengo ni idea de arte ni de arquitectura; tan sólo juzgo lo que veo y Gaudí me parece, sencillamente, un Genio, porque además de unos férreos conocimientos técnicos supo dejarse guiar por una intuición portentosa. Por eso, porque me ha parecido siempre una figura muy atrayente, hace tiempo leí su biografía. Y ayer recordé algo terrible que había leído en ella acerca de su fallecimiento:

El 7 de junio de 1926 Gaudí se dirigía a la iglesia de San Felipe Neri […], pero al pasar por la Gran Via de les Corts Catalanes […], fue atropellado por un tranvía que lo dejó sin sentido. Siendo tomado por un mendigo, al ir indocumentado y a causa de su aspecto descuidado, con ropas gastadas y viejas, no fue socorrido de inmediato […]. Al día siguiente lo reconoció el capellán de la Sagrada Familia, pero ya era tarde para hacer nada por él. Murió el día 10 de junio, a los 74 años de edad, en la plenitud de su carrera.

O sea, que por la pinta que llevaba no le consideraron digno de ser atendido con urgencia. Como consecuencia de eso murió uno de los más grandes genios del siglo XX. Si esto no es profundamente triste que me digan qué es lo que es.

Me imagino cómo sería la situación hoy.

ME*1:
—Eh, tío, que hay un viejo tirado en las vías del tren. Creo que está grave, lo han atropellado.
ME2 (después de mirar el bulto inconsciente con un gesto torcido en el rostro, fruto de su profundo desagrado):
—Bah, pasa del vejestorio, ¿no ves la pinta que lleva? Fijo no es más que un jodío perroflauta. Cabrones. Ganas tengo de darle un mamporro.
ME1:
—Entonces, ¿qué hacemos?
ME2:
—Hazle una foto que la vi’ a colgar n’ mi Facebook.

*ME: mosso d’esquadra.



jueves, 2 de junio de 2011

Inquietante

Hace tiempo que veo este cartel en mi centro de trabajo:



Para los que no le reconozcáis se trata de Julian Assange, el fundador de Wikileaks, y el cartel reza en inglés: "La verdad siempre ganará".

No sólo me parece inquietante su mirada, sino también las dos preguntas que me surgen cuando me observa:
    1) ¿Quién lo ha puesto ahí?
    2) ¿Cómo es que nadie lo quita?

La semana pasada vi también colgados por alguna mano negra unos carteles del 15-M que rezaban "Pienso, luego estorbo". Estos carteles duraron apenas unas horas, fueron arrancados en seguida. Y, sin embargo, Julian Assange sigue ahí... ¿Cómo es que las personas que arrancaron los carteles del 15-M no lo han arrancado a él también? A mí me parecen similares: situaciones incómodas, temas de conversación que son polvo para esconder debajo de la alfombra.

Sin duda es sumamente curioso...
Como mínimo.