miércoles, 20 de junio de 2012

Cibercadáveres que resucitan y otros proyectos que nacen

Lo bueno de los blogs cibercadáveres es que pueden resucitar en cualquier momento; es la principal ventaja que le veo a que "El mundo a la parrilla" estuviese muerto. No importa la causa de la muerte, no importa si ha sido natural o asesinato, el cuerpo queda siempre en formol, o congelado, y está dispuesto a abrir los ojos en cuanto un buen samaritano lo saque del bote con cuatro o cinco palabras. Éste es mi "Lázaro, levántate y anda"; estáis leyendo una resurrección.

A semejanza de muchas buenas historias que empiezan por el final (se me ocurre, por ejemplo, Crónica de una muerte anunciada) yo he empezado diciendo que resucita. Ahora me remontaré al pasado y contaré cómo y por qué murió. 

La culpa de todo la tiene una de mis ideas repentinas. A veces, cuando tengo la mente lúcida, empiezo a hacer conexiones, y las conexiones se me van de las manos y toman vida propia y se convierten en el germen de una idea; y a veces, ese germen se convierte en un proyecto. No es que me suceda esto muy a menudo, pero cuando pasa, pasa. En este caso conecté las siguientes ideas principales: química, placer por la enseñanza, "tú tendrías que ser profesora", desempleo, clases particulares, internet, recortes en educación, recortes en ciencia. Y lo que emergió y va emergiendo poco a poco (¡qué trabajazo!) se llama Quimitube. He tardado en contarlo aquí porque, después de que los lectores de este blog me consideréis principalmente como un conjunto de palabras, me resulta extraño que vayáis a verme el careto y yo a vosotros no. 

Es que no es justo. Jo. 

miércoles, 14 de marzo de 2012

Oscurezcamos los gigantes


Tengo la persianas abiertas y veo el cielo: ni una nube, un azul raso y radiante. No llego a ver el sol, pero sé que está muy cerca porque está su halo justo en el marco de la ventana. Si me inclino hacia delante, llego a verlo, o lo presiento, más bien, porque en cuanto entra en mi campo visual tengo que cerrar los ojos. Y sin embargo, por un momento en el que tengo la vista fija en el ordenador, me sorpernde notar que se tapa. Sólo unos segundos aunque perfectamente perceptibles: el sol se ha tapado y no ha sido una nube (el cielo sigue raso) sino dos pájaros que pasaban volando.

Es curioso, cuanto menos.

Dos simples pájaros capaces de tapar al sol, de obnubilarlo, de hacer de que su luz rabiosa se apague durante un momento. Por su posición, por la del sol, por mil y una coincidencias, por lo que sea, la cuestión es que dos pequeños David pueden con un Goliat que es una inmensa y poderosa bola de fuego. Puede que sólo sea una ilusión, que es parecido a decir que estaba soñando, pero ha ocurrido y eso es lo único que importa. Como soy utópica e idealista por naturaleza, se me pasan por la cabeza multitud de metáforas al respecto. Parece que trabajo, pero en realidad mi mente divaga dándoles vueltas y vueltas. La idea principal está muy clara: a veces, los pequeños e insignificantes pueden oscurecer y hasta vencer a los fuertes. Pero hay otra, más fuerte, más significativa: si dos pequeños pájaros pueden vencer al sol durante unos segundos, ¿por cuánto tiempo podría ganar una bandada completa? Somos muchos, podemos ganar la partida al destino y a todos aquellos que intentan acallarnos.

Lo único que tenemos que hacer es volar juntos.

martes, 21 de febrero de 2012

Cosas que sólo me pueden pasar a mí

Hoy me ha dado por pensar en lo trasto que soy, así que os pongo aquí una recopilación de anécdotas que os darán una idea de a qué me refiero, o se refieren los demás, más bien, cuando me llaman "trasto" y otras variantes que van desde lo más cariñoso a lo más despectivo.

Situación 1


Sábado tarde. Nos disponemos a ver una película en familia y ninguna se ve bien (claro, tienen una procedencia ilícita...). No hay manera: que si una tiene el sonido desfasado de la imagen, que si otra se ve borrosa... Cunde el nerviosismo (golpes a la tele, maldiciones, resoples varios) así que a mí se me ilumina la bombilla y digo, muy espléndida:

-¿Y por qué no nos dejamos de tonterías y la alquilamos en el videoclub?
-Porque hace un año que lo cerraron. Han puesto un bar.
-Ah...
Claro, si tenían que comer los del videoclub por mi consumo, está visto que lo tenían crudo. A todo esto, paso CADA DÍA por la esquina en la que estaba el videoclub. (Esto me recuerda al día en que felicité a un profesor mío, tras dos meses de recibir clases particulares en su casa, por su lámpara nueva, y resulta que la dichosa lamparita llevaba ahí nada más y nada menos que 35 años ¡!).

Situación 2

Congreso en la Universidad. Dos amigas químicas hablando, aunque de ramas diferentes. Una, CPB, de la rama de Química Analítica. Y yo, MCL, que, aunque también siento interés por la analítica, ahora estoy más cerca de la Química Teórica. Le hablo a CPB de las ponencias del congreso, por si le puede interesar asistir a alguna. Parafraseo la conversación, que fue algo así:

MCL: ¿Qué prefieres, ir a las ponencias de analítica, que seguramente te resultarán interesantes, o prefieres venir a las de química teórica que te van a aburrir un montón pero podrás estar conmigo?
CPB [Enrojece. Se turba]: Esto... Creo que me has puesto en un compromiso.

Situación 3


Mis compañeros de trabajo, que se han percatado de que resulta sumamente fácil engañarme, deciden hacerme una broma. Vamos a merendar y, durante el transcurso de la merienda (supongo, aún no he aclarado muy bien cuándo sucedió) me quitan la cartera del bolso, con el fin de que descubra que no la tengo a la hora de pagar. Sospecho que tampoco me pensaban prestar dinero para que me quedara fregando platos, pero esto no lo pude comprobar. Cuando llegó el momento de abonar mi cuenta, en efecto, no encontré mi cartera en el bolso. Por supuesto no me preocupé, simplemente pensé: "Me la habré dejado". Ipsofacto saco otra cartera, y pago la cuenta. Mis compañeros se miran con los ojos abiertos, preguntándose de dónde demonios he sacado otra cartera con dinero y qué clase de persona lleva dos carteras en el bolso. JFC, muy sutil, me pregunta: 
- ¿Y esa cartera? Porque esa cartera no es la tuya...
- Ah, no, la mía me la he dejado, pero por lo visto J se olvidó la suya en mi bolso, ¡y además tiene dinero!
He dejado esta situación para lo último porque demuestra que estar despistado a veces te da más satisfacciones que decepciones (XD). Al final no les quedó más remedio que confesar y devolverme la cartera sin que yo la echara en falta y sin que sintiera la menor inquietud por su supuesta pérdida. (Lo lamento chicos, se os torció el plan :P).

sábado, 4 de febrero de 2012

Lanzando bolas

Hace ya dos años quedamos atrapados en Madrid por una nevada. Habíamos ido a ver el Real Madrid - Mallorca (bueno, yo era una mera acompañante, ya que... ¡soy culé!, pero el objetivo principal del viaje era asistir al partido) y toda una expedición de mallorquines quedó boquiabierta ante los primeros copos de nieve que empezaron a caer a eso de las cinco de la tarde. "¡Oh, qué bonito! ¡Está nevando!", exclamábamos todos, sin excepción, con el brillo en los ojos de los niños que ven algo nuevo y sorprendente. Supongo que los madrileños nos miraban como a bichos raros, pero no importaba. La nieve estaba cayendo, y hacía ilusión. La ilusión, no obstante, duró lo que tardamos en darnos cuenta de que no es oro todo lo que reluce: la nieve cayó y cayó, de forma cada vez más intensa, y cuando llegamos al aeropuerto tras el partido (tardamos dos horas y pico en realizar el recorrido Bernabeu-Barajas, unos 15 kilómetros, según creo) pasamos un montón de horas dormitando en los duros asientos de la terminal, sin comida ni café. Fue una experiencia un tanto torturadora y, sin embargo...

¡Qué pronto se olvida uno de las malas experiencias y vuelve a la ilusión de los niños! Ayer, cuando empezó a nevar aquí, ¡a nivel del mar!, casi me pongo a saltar de la emoción dando palmaditas como una niña pequeña. Y la ilusión, o por lo menos la sorpresa, eran generalizadas. Ver con un manto blanco esos lugares que te son tan habituales, tan cotidianos... Me gusta esa sensación de que algo pueda hacernos dejar de pensar por un momento en las cosas malas y salir corriendo a la calle a tirar bolas de nieve y a construir muñecos, saber que algo puede ilusionarnos tanto como para volver a disfrutar como críos, y ponernos a grabar vídeos, y a tirar fotos, y a revolcarnos por el suelo como locos. Es bonito, ¿no? O tal vez sea que estoy un poco happy flower hoy... En todo caso, nieve o no, deberíamos lanzar bolas y construir muñecos más a menudo. Hoy Mallorca ha salido a la calle mirando con los ojos de un niño en lugar de con los de un adulto gruñón y amargado. Creo que, un poquito al menos, nos lo merecíamos. 

domingo, 15 de enero de 2012

Vivan las rebajas

Me vuelve loca este cuadro del Corte Inglés:



Y por fin, tras meses de espera y de decirme a mí misma que seguro que en rebajas se pondría al 50%, ayer voy y veo esto:



Tendré que preguntarle al dependiente si le importa vendérmelo al precio sin rebajar...


miércoles, 11 de enero de 2012

Cómo ser un buen cultureta

Según el avance de la vigésima tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española, "cultureta" es una expresión coloquial y despectiva para designar a una persona "pretendidamente culta", es decir, la que se las da de poseer una cultura de la que carece. Dada la definición parece sumamente negativo que te tilden de ello pero, puesto que en nuestra sociedad se estila mucho parecer más de lo que se es, no son pocos los que buscan una apariencia de persona cultivada sin realizar el profundo esfuerzo que esto conlleva. Así, si eres uno de esos que están deseando aparentar ante el 80% de la población, y no te importa que el otro 20% te cale y te llame listillo, sabelotodo, chupatintas u otras cosas peores, aquí van algunos consejillos fruto de una cuidadosa observación de nuestros semejantes: