miércoles, 26 de octubre de 2011

Un poco de hipocresía preelectoral nunca viene mal (¡me ha salido un pareado!)

La lista de dirigentes del PSOE formados en colegios privados o que llevan a sus hijos a colegios privados es muy larga. Sin embargo, ellos presentan este vídeo (absolutamente demagógico, además de hipócrita) en su campaña electoral. Vergüenza ajena.

viernes, 21 de octubre de 2011

Esta España nuestra

Según el Barómetro del CIS de septiembre de 2011, los principales problemas percibidos por los ciudadanos españoles son:
  1. El paro (80,3%)
  2. Los problemas de índole económica (49,6%)
  3. La clase política, los partidos políticos (23,3%)
Me llama mucho la atención el punto tres. Se podría aducir que el hecho de que un 23,3% de los encuestados haya respondido que uno de los principales problemas de España es la clase política no es muy significativo, teniendo en cuenta que se trataba de una pregunta multirrespuesta (cada individuo elegía 3 problemas). Pero que sea el tercero más elegido en una lista en la que se encuentran otros como son: vivienda, sanidad, terrorismo, inseguridad ciudadana, drogas, educación, inmigración, etc., no es asunto baladí y los políticos no deberían obviarlo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Por qué voy a manifestarme el 15O

Podría decir que me manifiesto por la relación obscena entre las dos noticias que enlazo en el siguiente párrafo, y por otras tan semejantes que podemos leer en todos los ámbitos, dentro de cualquier institución y de cualquier grupo político mayoritario.

Baleares en bancarrota y Baleares lleva un séquito de 14 personas a comer a Bruselas con Barroso

Podría decir que me manifiesto porque los interinos nos pasamos la vida con la guadaña de la muerte laboral danzando sobre nuestras cabezas, porque llevamos varias semanas repletas de sentencias funestas y negros presagios y porque me veo en la calle próximamente. Está visto que yo y otros tantos como yo tenemos la culpa de todo. Nuestros sueldos desorbitados son insoportables y están lastrando las cuentas públicas hasta el punto de llevar la Comunidad Autónoma a la bancarrota. ¡A la bancarrota, ni más ni menos! Ya se sabe eso que se dice de que el crimen perfecto no es el que queda sin resolver, sino el que se resuelve con un falso culpable. A nosotros (los de abajo) nos han convertido en los falsos culpables de este crimen global.

Podría decir que me manifiesto por la inmoralidad del sistema. Es posible que muchos no vean inmoralidad en el engranaje de esta gallina de los huevos de oro, pero la moralidad es muy relativa. Beberme un vaso de agua no es inmoral en sí mismo, pero bebérmelo entero en una sala llena de sedientos es poco ético, y si el vaso de agua ha salido de sus cantimploras entonces ya tendría otros calificativos de mayor graduación (gracias Sr. Puigserver, jamás he olvidado este símil).

Podría decir, en fin, que lo hago por todas esas cosas: corrupción, inmoralidad del sistema, privilegios de unos pocos, poder concentrado, tejemanejes, finanzas internacionales, bolsas, rescates a los bancos, CAM's, empeoramiento de las condiciones laborales y un largo etcétera. Pero lo cierto es, para qué negarlo, que soy mucho más ilusa e idealista que todo eso.
  • Me manifiesto porque creo en la bondad de la raza humana. Hay más individuos buenos que individuos malvados, solo que estos últimos, por carecer de escrúpulos, saben poner el pie en el cuello de muchos y esos muchos deben alzar la cabeza.
  • Me manifiesto porque creo que es posible mejorar el mundo, y mucho, pero quitando lastres para alzar el vuelo.
  • Me manifiesto porque no quiero que en el futuro se rían de mis sobrinos, ni de mis hijos, ni de nadie, aplicando términos que son la máscara sonriente de la explotación: productividad, flexibilidad laboral, asertividad, proacción.
  • Me manifiesto porque quiero un mundo respetuoso con los demás y con el entorno, un mundo de diálogo en el que las palabras sean las únicas armas necesarias para luchar contra las adversidades.

Y, sobretodo, me manifiesto porque quiero un mundo en el que el principal enemigo del Hombre no sea el Hombre.

Esas son las razones por las que hoy me voy a manifestar. Las más difíciles de alcanzar, claro, mucho más, pero también las más bellas. ¿Y es que acaso no tiene derecho el hombre a aspirar a la máxima belleza?

El día de hoy será un día para la Historia.

jueves, 6 de octubre de 2011

Electoralismo


Cuando te amaba sin tenerte, eras el Sol y la Luna. Tus dientes, diamantes, tu piel, seda y los poemas cursis no eran cursis, sólo indispensables.

Cuando te amaba (y tú a mí no) la Nada en ti valía más que el Todo en los demás. La razón siempre era tuya aunque no la tuvieras, porque mi criterio personal se transformaba en mi mente para convertirse en mis labios en lo que tú querías oír. Regalarte el oído era mi afición favorita, adularte, decirte cómo, cuándo, dónde, decirte tanto. Leerte poemas, adorarte, gritar a los cuatro vientos que haría cuanto tú me pidieras. Absurdos tales como "ir a la Luna y volver" (aunque tú fueses la Luna), "evitar la lluvia", "remar contracorriente" y otras promesas imposibles fluían de mi boca con toda la naturalidad del mundo.

Cuando te amaba sin que tú me amaras, no existía la vergüenza ni el ridículo. Podía postrarme ante ti delante de miles de personas y defender tus ideas con inusitado fervor; tanto, que incluso parecía que esas ideas no eran tuyas, sino mías; mías, aunque estuviesen contradiciendo abiertamente a otras que defendí tiempo atrás, cuando mis amores eran otros y no tú. Pero eso no me importaba. No me importaba contradecirme, avergonzarme, ponerme en evidencia, ridiculizarme, mentir o difamar, porque yo te amaba y lo eras todo, porque yo te amaba y tú no me amabas, y nada me importaba con tal de ser correspondido. Oía esos comentarios maliciosos que decían: "Mira cómo ha cambiado, mira, donde dijo digo dice Diego", y yo como el que oye llover, cerrando los oídos, sin más interés por las palabras que las que surgieran de tu boca, buscando un indicio que me hiciera suponer cuál iba a ser tu decisión para, en caso necesario, cambiar mi estrategia de conquista a toda prisa y sobre la marcha.

Yo pensaba: ¿Me amará recitando poemas? Entonces, seré poeta. ¿Me amará bailando un zapateao? Entonces, aprenderé flamenco. ¿Me amará si le arreglo el radiador del coche? Entonces, seré mecánico. Y así sucesivamente en un proceso incesante de anulación de mí mismo y de sumisión infinita.

Cuando te amaba, electora, todo era poco para convencerte de que debías amarme a mí también y cuando me amaste (me votaste) dejaste de ser el Sol y la Luna.

De hecho, desde que me votaste, simplemente dejaste de ser.