Esta entrada iba a llamarse "Cuento de Halloween con retraso - Aventuras de la Abejita Novata II", pero al final he optado por hablar en primera persona, dado que nuestra simpática abejita Novata tiene los días contados y, además, no quiero que su última (y segunda) aventura sea un cuento de terror.
El caso es que he estado pensando que no, ni hablar. No todo va a ser llorar y pasearme de aquí para allá con los ojos hinchados como dos naranjas, lamentando mi maldita suerte y las injusticias de este mundo cruel. No todo va a ser dramatizar y ver la paja en el ojo propio en lugar de la viga en el ajeno, ni machacar a los que me rodean todo el día erre que erre con la misma cantinela. De modo que voy a hacer un ejercicio de reflexión profunda, consistente en respirar diez veces y hartarme de chocolate negro Lindt relleno de crema de naranja (se aceptan donativos de tabletas en mi domicilio habitual, aunque aún no lo venden en Dealextreme).
Al fin y al cabo, dicen que de las grandes crisis surgen las grandes oportunidades, y a pesar de que yo aún no he visto la gran oportunidad que está viviendo el mundo en esta era de arenas movedizas, voy a optar por hacer lo que hace todo el mundo: pensar que lo mío es diferente. Por tanto, pensaré que mi crisis sí que es una oportunidad. No es un naufragio, sino una buena forma de aprender a nadar, aunque sea a tortas (ostras, ¿no me estaré pasando de optimista? Creo que me han sentado mal los barbitúricos con whisky que me he tomado antes de escribir esta entrada. Vaticino que el texto acabará evolucionando hacia lo cursi).
En fin, que me he puesto a darle vueltas al asunto mientras me atiborraba de chocolate y he llegado a la conclusión de que quedarse sin trabajo tampoco está tan mal. Bien analizado, hasta tiene ventajas, y os voy a exponer algunas de ellas:
Ventaja 1: los trámites
Ahora podré hacer todo ese tipo de cosas tan anheladas que es más difícil hacer cuando trabajamos por las mañanas: ir al banco, recoger títulos de catalán, renovar el DNI, ir al médico, cobrar décimos de lotería premiados... Especialmente lo veo útil para lo del DNI. En lugar de hacerme la foto deprisa y corriendo el mismo día, motivo por el que siempre salgo seria o con una medio sonrisa tensa, puedo repetir la foto hasta que salga bien, sin prisa, después de haber dormido diez horas, como Einstein.
Ventaja 2: los estudios
Ahora que me ha dado por volver a estudiar podré ir también por las mañanas a la Universidad a acabar el proyecto del máster (sería más exacto decir empezar) y darle un poco de rodaje al cerebro, que se me estaba atrofiando a pasos agigantados. De paso, además, amplío el currículum, por si algún día en un futuro sirve de algo tener un currículum para algo más que anotar números de teléfono en el margen. (En este párrafo no hay asomo de ironía, lo prometo.)
Ventaja 3: los muebles
¿Marca? ¿Qué es eso de decorar un piso con mobiliario de marca? ¿Pero en qué demonios estaba pensando? Ahora tendré la ocasión de comprarlo todo en Segunda Mano (los típicos muebles que compras para una casa de campo) y así si se rompen, manchan o destartalan no me causará mala conciencia.
Ventaja 4: los perfumes
Coleccionar miniaturas y llevar Ralph Lauren o Jean-Paul Gaultier es una pijada de la que me avergüenzo. La Nenuco es mucho más fresca y agradable y es un olor que le enternece el corazón a la gente por aquello de oler a bebé. Es tan entrañable que caes mejor allá por donde vas y todo por un euro el litro (¡¡quinientas veces más barato!!).
Ventaja 5: los libros
Tanto escritos como leídos. Tendré todo el tiempo del mundo para leer y sobretodo para escribir mi libro actual. Lo tengo en el tintero desde hace demasiado tiempo y me hace muy, muy feliz. Me llena y lo siento muy mío. Además tiene un toque rebelde que ahora mismo me viene muy bien.
Y ahora... bueno, ya advertí que me pondría un poco cursi bajo los efectos alucinógenos del cóctel, así que permitidme que acabe con una reflexión en esa línea: a pesar del varapalo, hoy estoy más cerca que ayer de mis sueños.
Esta canción para vosotros, que me recuerda a la escena final de mi libro y me pone los pelos como escarpias. Hala. Ya está dicho.
No todo iba a ser llorar. Unas cuantas lagrimitas más escuchando esta canción y paro, lo prometo.
Novata, descansa en paz.
¿Sabes? Hace tiempo que tengo pendiente leer con tranquilidad tooooodo lo que has estado escribiendo aquí. Aunque más o menos he ido siguiéndolo por encima, no me gusta añadir nuevos blogs que leer cuando tengo muy poco tiempo libre (bastante me cuesta mantenerme al día con los antiguos :P). Pero en fin, el caso es que acabo de leer esto y, como persona que también sufrió un naufragio, quería comentar.
ResponderEliminarSiento que te hayas quedado sin trabajo, conozco bien esa sensación de vértigo y de no saber qué demonios va a pasar con tu vida. Pero me gusta el enfoque positivo, porque en realidad creo que es el único verdaderamente productivo. Y por supuesto que luego estarás más cerca de tus sueños, si algo bueno tienen los cataclismos vitales es precisamente eso: que te mueven, te obligan a hacer cosas que, cuando estás más establecida, no te decides a hacer.
No te creas, a mí aún ahora me dan ataques de vértigo ante el futuro, y eso que estoy a una evaluación y prácticas de conseguir un nuevo título que me motiva mucho más que el que ya tengo. Pero el vértigo no es malo, siempre que no te paralice :)
Besetes!
Ikima, siento mucho lo de tu trabajo. Pero es verdad que en ocasiones de cosas así sale mucho positivo, porque te obliga a moverte y a seguir adelante. Ya verás como al final consigues algo incluso mejor.
ResponderEliminarGracias por vuestro apoyo chicas...
ResponderEliminarViolet, me alegro de que te hayas pasado por aquí :) y de que hayas buscado tiempo de donde apenas tienes para poder leer algo y dejarme un comentario, me hace mucha ilusión.
Por ahora intentaré no agobiarme mucho... ya veremos dentro de unos meses.
Anchoíta: espero que sí, que consiga algo mejor. Con estas cosas pasa siempre, con el paso del tiempo te ríes de ellas.