Advertencia: los amantes del whisky de categoría y de otros lujos sibaritas semejantes es mejor que no lean esta entrada.
La botella de whisky Chivas que veis en la fotografía llegó a mi casa por casualidad en una cesta navideña.
Desde entonces ha tenido los siguientes (y únicos) usos:
1) Una cucharadita sopera en la salsa a la pimienta. Es un buen toque, le da un sabor riquísimo.
2) Borrar cosas escritas con rotulador permanente. Va mejor la acetona, pero a falta de pan...
3) Enjuagarse la boca dolorida tras la extracción de una muela del juicio. En este caso va muy bien, sobretodo si después del enjuague te lo tragas.
Cada vez que sacamos la botella para alguno de estos usos sacrílegos nos entra la risa, así que si alguien al que le guste el whisky quiere venir a usarla como toca dentro de un vasito con hielo, que corra antes de que se acabe.
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