miércoles, 21 de septiembre de 2011

Aparatejos útiles que inventaría

1) Un chip subcutáneo anticorrupción que daría calambre al dirigente de turno cada vez que tramara alguna fechoría. La intensidad de la descarga eléctrica sería directamente proporcional a dos parámetros: la cantidad de maldad intrínseca de la idea y las consecuencias que tendría para sus conciudadanos y, en todo caso, esta descarga de aviso por haber pensado la mala acción sería tan sólo un 10% de la descarga real que recibiría en caso de ejecutarla. La descarga real podría llegar a ser mortal; la de aviso no, que hay que dar oportunidades a los que tengan ganas de volver a caminar por el camino recto.

2) Un inductor de apoptosis de organismo completo. Las células poseen un mecanismo de homeostasis que siempre me ha resultado fascinante; se llama apoptosis, y a grandes rasgos consiste en el desencadenamiento de un montón de reacciones bioquímicas que llevan a la célula a la muerte si por alguna razón su material genético muta y se vuelve perjudicial para el organismo del que forma parte (las células cancerosas se saltan el mecanismo a la torera). Los individuos tratados con el inductor en cuestión se autofagocitarían al completo (todas sus células harían apoptosis a la vez) y desaparecerían sin dejar rastro. Sería aplicable a casos de pederastia y de maltrato infantil y no, no les perdonaría; el cacharrito echaría humo.

3) Un generador de auras electromagnéticas impenetrables. Sería el equivalente a ir andando con una burbuja irrompible, aunque se podría poner y quitar a voluntad para permitir únicamente contactos deseados. No sé cuándo lo aplicaría, pero me encantaría. A ser posible sería un espacio de gravedad cero en el que flotar en los días de estrés.

4) Plantillas/disfraces para cerebros. Se trataría de membranas copiadas de otros cerebros, en especial célebres y conocidos, que se pondrían sobre el cráneo y simularían estar dentro del cerebro elegido en pensamientos, sentimientos, conocimientos, inteligencia... A parte de la experiencia de ser otro durante un momento, el usuario podría elegir determinadas características de cada cerebro e incorporarlas al suyo propio sustituyendo su habilidad anterior (porque tendrían que estar alojadas en la misma zona cerebral). Por ejemplo, podríamos sustituir nuestra capacidad para las matemáticas por la de Gauss, la física por la de Einstein, la literaria de Delibes o el genio creativo de Picasso. Admito que sería algo que guardar en el más absoluto secreto, porque tampoco es plan que todos nos convirtamos en superhombres de la noche a la mañana. No sé por qué, pero me da que provocaría la tercera Guerra Mundial.Claro que siempre está la opción de que el 90% de España eligiera ponerse la plantilla de Cristiano Ronaldo o de Belén Esteban (es decir, todo seguiría igual :P)

Estos son los míos y muchos más que iré añadiendo más adelante. ¿Qué aparatejos inventaríais vosotros?

viernes, 16 de septiembre de 2011

Pues no, no lo había visto todo


Y que conste que no lo he sacado de "El mundo today" sino de una página de compra de artículos que se anuncian en televisión.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El píxel que somos

No nos viene mal de vez en cuando, entre tanta crisis, tantos mercados, tantas bolsas y tantos pitos y flautas una buena cura de humildad:



Somos al Universo lo que el 0 al infinito.

Esto es lo que somos. Y nada más.

domingo, 4 de septiembre de 2011

La ley del Talión

Desde que tengo uso de razón mi padre cuenta una anécdota que siempre nos tomamos un poco a chanza; supongo que nos la tomamos así porque si nos paráramos a pensarla un poco enserio sería como para echarse a llorar. Os pongo en situación: posguerra, campo andaluz. Un niño andrajoso y hambriento, pobre como una rata, recala por circunstancias X en el cortijo de un individuo bien alimentado que se está dando un ágape de queso con uvas. El pobre niño, poco acostumbrado a la contemplación de semejantes viandas, saliva por los cuatro costados y observa el bodegón con ojos como platos. No obstante, sea porque sus padres le han enseñado que pedir a los señoritos es de mala educación, sea por una especie de vergüenza, el niño no se atreve a decir esta boca es mía, hasta que se le ocurre dar un rodeo indirecto, de una sutileza magistral, para probar suerte. Dice:
-A mí también me gusta. 
Y el individuo del ágape le mira de arriba abajo y replica, sin atisbo de broma:
-A mí me gusta más. 
Y ahí queda la cosa. Las papilas gustativas del niño no probaron el sabor ni del queso ni de las uvas. Nada. Ni un triste bocado.
Tal vez el niño del queso y las uvas se vio algún día, ya de adulto, en la tesitura de negarle un ágape a un niño hambriento o de compartirlo. Porque en estos casos (los psicoanalistas sacarían a relucir multitud de teorías al respecto) las actitudes a adoptar suelen ser dos:
  1. Como a mí me han jodido, y fue doloroso, nunca haré que otro pase por lo mismo (suele ser el razonamiento típico de los padres que no le niegan nada a los hijos).
  2. Como a mí me han jodido, jodo a otros.
La segunda actitud es una ley del Talión más siniestra si cabe: "Ojo por ojo, pero no importa de quién sea el ojo, mientras sea un ojo".

Y así nos luce el pelo, porque estoy convencida de que esa actitud es hermana de una que nos hace mucho daño, y es justificar los propios errores en el hecho de que "lo hace todo el mundo" o que si los demás me hacen daño a mí yo también haré daño para resarcirme.

No es raro ver hoy la honestidad relegada al plano de la tontura y tachar de idiota al que no defrauda a Hacienda, al que no se deja tentar por las innegables ventajas de la corrupción, al que consigue un aprobado o un ascenso sólo con el sudor de su frente, etc. etc. Y es que, como le dijo en su día Francisco Hernando, el Pocero, al alcalde de Seseña. "¡El único alcalde honrado de España! Eres un gilipollas". 

Como no volvamos a poner la honestidad y el valor del esfuerzo en el lugar que les corresponde, no en política, sino en todos los ámbitos de la vida, ni crisis ni mondongos; de ésta no salimos. 

viernes, 2 de septiembre de 2011

Usos sacrílegos para una botella de Chivas

Advertencia: los amantes del whisky de categoría y de otros lujos sibaritas semejantes es mejor que no lean esta entrada.

La botella de whisky Chivas que veis en la fotografía llegó a mi casa por casualidad en una cesta navideña.


Desde entonces ha tenido los siguientes (y únicos) usos:
1) Una cucharadita sopera en la salsa a la pimienta. Es un buen toque, le da un sabor riquísimo.
2) Borrar cosas escritas con rotulador permanente. Va mejor la acetona, pero a falta de pan...
3) Enjuagarse la boca dolorida tras la extracción de una muela del juicio. En este caso va muy bien, sobretodo si después del enjuague te lo tragas.

Cada vez que sacamos la botella para alguno de estos usos sacrílegos nos entra la risa, así que si alguien al que le guste el whisky quiere venir a usarla como toca dentro de un vasito con hielo, que corra antes de que se acabe.