miércoles, 20 de junio de 2012

Cibercadáveres que resucitan y otros proyectos que nacen

Lo bueno de los blogs cibercadáveres es que pueden resucitar en cualquier momento; es la principal ventaja que le veo a que "El mundo a la parrilla" estuviese muerto. No importa la causa de la muerte, no importa si ha sido natural o asesinato, el cuerpo queda siempre en formol, o congelado, y está dispuesto a abrir los ojos en cuanto un buen samaritano lo saque del bote con cuatro o cinco palabras. Éste es mi "Lázaro, levántate y anda"; estáis leyendo una resurrección.

A semejanza de muchas buenas historias que empiezan por el final (se me ocurre, por ejemplo, Crónica de una muerte anunciada) yo he empezado diciendo que resucita. Ahora me remontaré al pasado y contaré cómo y por qué murió. 

La culpa de todo la tiene una de mis ideas repentinas. A veces, cuando tengo la mente lúcida, empiezo a hacer conexiones, y las conexiones se me van de las manos y toman vida propia y se convierten en el germen de una idea; y a veces, ese germen se convierte en un proyecto. No es que me suceda esto muy a menudo, pero cuando pasa, pasa. En este caso conecté las siguientes ideas principales: química, placer por la enseñanza, "tú tendrías que ser profesora", desempleo, clases particulares, internet, recortes en educación, recortes en ciencia. Y lo que emergió y va emergiendo poco a poco (¡qué trabajazo!) se llama Quimitube. He tardado en contarlo aquí porque, después de que los lectores de este blog me consideréis principalmente como un conjunto de palabras, me resulta extraño que vayáis a verme el careto y yo a vosotros no. 

Es que no es justo. Jo.